sábado, 29 de noviembre de 2008

No es cuento chino

Si alguien puede pontificar sobre las PYME es Jack Ma, multimillonario empresario chino de 43 años que en 1999 creó el portal de comercio electrónico para empresas Alibaba.com junto a 17 amigos y que ahora tiene una de las fortunas más grandes del gigante asiático.

La historia de Ma, que participa en la II Cumbre PYME de APEC y en la IV reunión del Consejo Consultivo Empresarial del bloque (ABAC), es la prueba de que cualquiera puede ser exitoso si realmente lo desea.Mucha gente cree que, para tener éxito, uno debe provenir de una familia acomodada o estudiar en una buena universidad. ¿Fue ese su caso?Yo nací en la ciudad de Hangzhou, en China, en una familia de clase baja. Los antecedentes de mi familia posiblemente fueron peores que los de muchos otros niños porque mi abuelo tenía un terreno pequeño y era considerado como una especie de terrateniente antes de la Revolución China. Por esa razón, después de la revolución fue calificado como una mala persona, y eso le afectó a mi padre y también a mí, porque la gente no nos respetaba.¿En qué trabajaba su padre?Mi padre era fotógrafo. Siempre ha sido un hombre muy trabajador, y más tarde fue presidente de una asociación de artistas. Mi madre ahora está retirada, pero cuando yo era niño ella laboraba como obrera en una fábrica de relojes. Ninguno de los dos sabía ni el abecedario en inglés, pero yo aprendí ese idioma por mi cuenta.Usted estudió para ser maestro. ¿Cómo llegó a ser empresario?Nunca fui un buen estudiante.

Desaprobé los exámenes para entrar a la escuela primaria y a la secundaria, y tuve que dar tres veces el examen de admisión para entrar a la universidad. Terrible. Cuando vi que no podía entrar a la universidad, busqué trabajo y me rechazaron en 17 entrevistas, nadie me quería. Tampoco estaba seguro de qué estudiar. Pensaba en que quería ser soldado; luego, en ser policía. Y, al final, terminé siendo maestro de inglés y comercio internacional. Años después, algunos de mis alumnos fueron mis primeros socios en Alibaba. ¿Cómo empezó su empresa? Cuando quise entrar al negocio del comercio electrónico en 1998, la Internet recién estaba comenzando. Invité a 24 amigos a mi departamento y les hablé durante dos horas, pero ninguno pudo entender lo que hablaba porque ni yo me entendía. Al final votamos y los otros 23 dijeron que nos olvidáramos de eso. Yo fui el único que estaba de acuerdo con iniciar el negocio y que creía que esto iba a funcionar, así que insistí y seguí creyendo.

Si uno quiere que algo funcione, es posible que nadie crea en ti, pero si uno lo cree, debe hacer que suceda. Una vez que la idea funciona, la gente dice que sí. Creo que la única forma de predecir el futuro es hacer que lo que uno desea suceda. ¿De dónde sacó el capital para abrir el portal Alibaba?Somos 18 fundadores y muchos de ellos eran mis alumnos. Un día les propuse hacer este negocio juntos y les pedí que en una mesa de mi casa pusiéramos todo el dinero que teníamos en nuestros bolsillos. Decidimos que nadie podía pedir prestado a su familia porque era bastante probable que perdiéramos el dinero. Reunimos US$60 mil y con eso empezamos.Ahora es el empresario más rico de China. ¿Cuál cree que fue el secreto de su éxito?No tengo nada de especial. No tengo talento, soy un hombre ordinario. Ni en mi educación ni en mis antecedentes había algo que podía hacer a la gente pensar que yo tenía un gen para llegar a ser exitoso. Es más, creo que ninguno de los que me conoció cuando era un niño o un adolescente podía haber imaginado que yo iba a tener una carrera como la que tengo. Lo único que tengo es suerte y mis amigos, pero nunca dejé mi sueño ni dejé de creer en que Internet podía ser una herramienta para que las PYME compraran insumos y vendieran sus productos, que es lo que hace Alibaba. Ahora me preguntan ¿cómo pudiste ser exitoso? Y yo les respondo que no sé, pero lo que sí sé es que, si yo pude tener éxito, entonces el 80% de los jóvenes de China también puede hacerlo.Alibaba fue una de las compañías que sobrevivió a la crisis de Internet a comienzos de esta década.En gran parte fue gracias a que nos concentramos en el sistema de valores y a que nos ganamos la confianza de nuestros clientes. Pero, realmente, creo que he superado las dificultades por suerte (risas). No me mal entienda, no confío en la suerte. Si tengo un problema, dedico todos los recursos a resolverlo. Si lo logro, creo que he sido afortunado y, si no lo hago, creo que ha sido porque no he tenido suerte. Igual tuvimos muchos problemas durante la crisis, pero no podría decir aún que hemos sobrevivido porque tenemos solo 10 años de vida. Tienen que pasar 102 años para que pueda decir que mi empresa ha tenido éxito. Lo que sí hago es compartir con los 10 mil empleados de Alibaba, hablarles y tratar de que sientan de la misma manera que yo. La gente dice que estoy loco, pero si puedo hacer que mil de mis trabajadores se vuelvan locos como yo, sobreviviré.Usted se ha mostrado muy optimista respecto de la crisis financiera, al igual que el presidente Alan García.Creo que la crisis es una oportunidad para los jóvenes y para los países en desarrollo porque es un periodo de transformación, de cambio, y debemos aprovecharla. Mucha gente se preocupa demasiado y llora por lo que ya se ha ido, pero la crisis es una señal de que el mundo ha dejado de concentrarse en las ganancias y en el dinero, y ha regresado a lo básico, a la economía basada en el conocimiento. En 10 años, el mundo va a ser diferente por la crisis de hoy. Las PYME van a crecer y creo que el mundo está pasando de pensar que ‘mientras más grande, mejor’ a creer que ‘mientras más chico, mejor’.¿Qué expectativas tiene en esta Cumbre de APEC?Solo quiero colaborar con mi experiencia como fundador de una PYME que se convirtió en una gran empresa. Quiero promover las PYME, capacitarlas para que sean más eficientes y efectivas usando las tecnologías de la información. Creo que los sueños de las PYME son los sueños del mundo. El problema es que mucha gente trabaja por el dinero. A mí me gusta el dinero, pero no trabajo por él, sino por mis sueños, por hacer algo bueno por mi familia, por mi gente. La mayoría tiene un sueño al comienzo, pero mientras la compañía crece, mucha gente los pierde y se enfoca en las ganancias, creando crisis como esta. Tienen que seguir enfocándose en sus sueños, porque un mundo sin sueños es un mundo aburrido.